Dícese de las personas diferentes que conviven en la misma vivienda durante el Estado de Alarma.
Esta diversidad se manifiesta en las «balconadas», en las que exponen las banderas que representan sus diferencias concentradas y cohabitadas en 90m2.
Sus diferencias se plasman en las “Disidencias de balcón”, mientras una de las convivientes ve el discurso de Felipe VI la otra se asoma a la ventana y, cacerola en mano, reclama que el dinero que Juan Carlos I tiene en paraísos fiscales sea destinado a la sanidad pública. Esta misma cacerola sonará otro día, pero percutida por otras manos, para reclamar la dimisión del Gobierno por la gestión inadecuada de la crisis.
Cada día ven juntas en directo la rueda de prensa del Comité técnico a las 11h. La interpretación de los datos expuestos da lugar a una tertulia avivada al más puro estilo televisivo que unos días se acentúa en la llegada de material sanitario y otros entorno al debate de la definición de “normalidad”.
Salen juntas a aplaudir a las 20h, es un momento de encuentro y comunión entre ellas y con el resto del vecindario. Aplauden en son de agradecimiento a todas y todos los trabajadores esenciales que están manteniendo a flote esta situación. A pesar de que cada una, desde su imaginario, aplaude reclamando desde su perspectiva, en cada aplauso suena un “nosotros” y la armonía es la del bien común.
Esperan asomadas, a las 20:05h, al vecino del edificio de enfrente que toca dos canciones cada día con su dolçaina. El repertorio es muy variado, desde “Ramonet si vas a l’hort”, al “Bella ciao”. Al finalizar las canciones aplauden y gritan unísonamente “¡Bravo!”.
A pesar de sus diferencias conviven siendo conscientes de que la salida es colectiva y la reflexión necesaria, así como que la diversidad también tiene puntos de unión.