Diccionario de las Periferias: De Carabanchel al proceso Carabancheleando

En todo caso ninguna reconstrucción histórica, ninguna hipótesis en torno a las periferias hubieran sido posible sin estar, mirar, andar y preguntar en lugares concretos. “Carabancheleando” comienza en muchos espacios periféricos dispares. En 2012 se inició desde el Observatorio Metropolitano de Madrid una investigación dedicada a explorar el impacto de la crisis sobre las periferias madrileñas. Partiendo de la hipótesis de que lo que estaba aconteciendo no era sólo una crisis, sino una ofensiva neoliberal que estaba construyendo un nuevo modelo social (basado en la competencia y la desigualdad), se trató de caracterizar los efectos de la caída de las clases medias y el resurgimiento del fantasma de las periferias.

Con la explosión de las banlieus francesas en 2005 y los riots de Londres en 2011 en mente, como acontecimientos que constataban la tensión urbana producida por la brecha de desigualdad neoliberal, el Grupo de Periferias del Observatorio Metropolitano se lanzó a navegar por el archipiélago de barrios que circundan la metrópoli madrileña. En esas islas, tal y como se vio, se estaba poniendo de manifiesto la violencia estructural y la desposesión en forma de desahucios, empobrecimiento, degradación de espacios comunes, concentración de las expresiones de violencia, xenofobia, etc, pero al mismo tiempo estaban surgiendo experiencias formales e informales que estaban ayudando a contrarrestar a la ofensiva neoliberal en forma de redes de apoyo mutuo, asambleas de barrio, grupos antidesahucios, huertos comunitarios, centros sociales, etc.

Una serie de paseos por Parla, Villaverde, Torrejón, La Cañada, Vallecas, Caño Roto, Carabanchel, etc., acabaron por dibujar nuestra hipótesis de las 3 (+1) periferias. A partir de la constatación de esta heterogeneidad, y con vocación de no solo producir conocimiento útil para los movimientos sociales, sino también de contribuir a su impulso desde la inmanencia del propio movimiento, solo faltaba arraigar en un espacio periférico para continuar explorando con otros a quienes interpelase la interrogación sobre las periferias.

Surge así Carabancheleando en primavera de 2013 del encuentro entre la deriva que había tomado la investigación del Observatorio Metropolitano y algunos movimientos sociales y vecinales que habían surgido o se habían revitalizado al calor del 15-M en Carabanchel. Dicho distrito, con más de 250.000 habitantes, es el más representativo de la periferia madrileña junto con Vallecas si atendemos al imaginario urbano, y ha visto cómo en su suelo se sedimentaban las tres capas de periferización mencionadas. Esto convertía a Carabanchel en un espacio privilegiado para observar las dinámicas heterogéneas que se estaban produciendo durante la crisis en la periferia de Madrid. Pero como se ha dicho, no se trataba sólo de observar, sino también de transformar conociendo y de conocer transformando, y Carabanchel se había convertido en un laboratorio de experimentación social y política de una enorme densidad a partir de la explosión del 15-M. La Asamblea de Carabanchel, una de las asambleas de barrio más potentes de las surgidas a partir de la salida de Sol, fue pionera en parar redadas, en okupar un espacio social que diese respuesta a las necesidades de las vecinas y vecinos (el EKO), de asumir como un eje fundamental la lucha contra los desahucios y de incluir a vecinos y vecinas migrantes en sus luchas. Al mismo tiempo, alrededor del propio EKO se estaba larvando desde hacía años un espacio contracultural entorno a salas de conciertos y de teatro, locales de ensayo, viviendas colectivas, solares dedicados a la agricultura urbana, etc. El florecimiento fresco e imaginativo de la autogestión en Carabanchel constituía un marco bien interesante a partir del cual construir una investigación colectiva sobre el propio contexto social en el que se desarrollaban todas estas iniciativas vecinales. El resultado de este encuentro ha sido una especie de devenir común a partir de una propuesta externa.

Lo primero que nos propusimos, fue hacer un mapeo del barrio. Al mismo invitamos a miembros de diversos movimientos vecinales y sociales del distrito. En dos sesiones de mapeo conseguimos trazar una representación gráfica subjetiva del territorio que obedecía a nuestros propios intereses (los de las luchas en el barrio, los de quienes viven en el mismo y por tanto están altamente implicados en su evolución, los de quienes buscaban conocer las continuidades y las rupturas, etc.). Se identificaron distintos aspectos definitorios del barrio y los localizamos sobre el mapa. Si los mapas no representan fielmente objetos, sino que dibujan las relaciones entre dichos objetos, este primer taller de mapeo nos descubrió los límites reales del distrito, la concentración de determinados fenómenos en algunos espacios, la segregación interna del propio barrio, etc. Con el fin de continuar la exploración de esos distintos aspectos, se agruparon todos los temas en cuatro grandes categorías: las fronteras (internas y externas, físicas y simbólicas, raciales y económicas), los estigmas (espacios y barrios), la crisis (y sus manifestaciones en la vivienda, el comercio, los servicios sociales, etc.) y los movimientos (vecinales, sociales y culturales).

Estas cuatro categorías fueron objeto de paseos y derivas por el barrio durante los siguientes meses. Los paseos constituyen una forma de investigar esas áreas temáticas sobre el terreno, andando y conversando al mismo tiempo. Permite como pocas metodologías, practicar la igualdad de inteligencias: el paseo hablado es algo de la gente común, algo que todas y todos sabemos hacer independientemente de nuestro capital cultural. El formato que elegimos fue el de construir itinerarios con cuatro o cinco paradas, en cada una de las cuales una persona especialmente implicada en el tema y en el lugar nos explicaría su visión sobre lo que pasó o lo que está pasando allí. Se trataba de poner en valor los saberes experienciales por encima de los teóricos: se trataba de hablar con expertos en su propia experiencia. A partir de la exposición disparadora, se armaba una conversación mediante la cual se iba creando un discurso colectivo a partir de relaciones significativas entre las experiencias previas, los conceptos, los lugares, las personas, los colectivos… Se achica así la distancia entre referente, significante y significado: los paseos, y las conversaciones que se dan en ellos, permiten poner materia, cuerpo, imágenes, sonidos, olores y texturas a las ideas más abstractas mediante la constatación material de las relaciones de poder (muros, descampados, policías…). Además, al realizar la reflexión sobre los espacios vivos, el surgimiento de acontecimientos no planificados enriquecía la experiencia mediante la aparición de interacciones con gente en el barrio, sucesos inesperados, conflictos… Por último, estos paseos permiten conectar personas diversas en el barrio: a partir de un objetivo común, se escuchaban sin juzgar relatos y visiones de otros diferentes que permitían ampliar el conocimiento sobre el propio medio, produciendo enormes sorpresas entre los presentes al descubrir a su lado miradas y barrios completamente distintos del propio.

Las crónicas de nuestros paseos en la web de Carabancheleando intentaban dar cuenta de las líneas principales subrayadas por los y las paseantes (https://carabancheleando.wordpress.com/category/deriva/) No obstante, el caudal de conocimiento colectivo de estos paseos desbordaba cualquier intención de registro, ya fuera por escrito, en audio o en vídeo. En un paseo de 4 horas en el que participan decenas de personas, se genera una densidad de conocimiento intersubjetivo equiparable a una investigación etnográfica de varios meses de duración.

Conscientes de esa riqueza, y al mismo tiempo de nuestras limitaciones (al no tratarse de una investigación profesional y no contar por tanto con tiempo y medios como para transcribir todo lo que se decía y editar todo lo que se grababa), optamos por una fórmula que reflejase el conocimiento producido en los paseos, pero también el surgido de otras reuniones y del propio cuerpo social y vecinal, de una manera sencilla: un diccionario.

En 2014 lanzamos en la web el Diccionario de las Periferias. El objetivo era presentar un pensamiento periférico en un doble sentido, tanto geográfico como de poder social. Generar un pensamiento propio, capaz de huir de las representaciones mediáticas y externas, pasaba por elaborar conceptos clave para pensar nuestro entorno periférico. Para ello, nos poníamos a clasificar áreas temáticas y conceptos relevantes que nosotros mismos definiríamos, y todo ello sin entrar a discutir el sentido de dichas definiciones: si alguien ve un concepto de una manera distinta a la definición realizada, no tiene más que hacer una nueva acepción. Además de este reparto entre quienes hemos participado de forma más estable en Carabancheleando, realizamos encargos concretos a “expertos” en temas, ya fuera por su experiencia vital o por su implicación militante o profesional. Por último, ante la densidad semántica de algunas áreas temáticas a la hora de explicar la crisis en las periferias, optamos por organizar conversaciones colectivas para que de ahí salieran los conceptos clave y sus definiciones. Fue el caso de la conversación con distintos agentes implicados en el tema de la vivienda en Carabanchel, tanto en la lucha contra los desahucios como en la construcción de viviendas y modos de vida alternativos. También la sesión sobre lo comunitario en relación a la institución, esta vez con profesionales y militantes diversos del distrito. En el diccionario, tal y como podréis apreciar cuando lleguéis al glosario, se hacen definiciones, pero también indefiniciones: y es que precisamente en dicho diccionario buscamos reflejar la complejidad intersubjetiva de las conversaciones, los múltiples puntos de vista, la ambivalencia de cualquier fenómeno social. En la sesión de discusión acerca de “los servicios públicos y lo comunitario” intentamos definir “comunidad” y el resultado fue una conversación de dos horas y media riquísima en matices y llena de contradicciones: ¿cómo traducir eso en una definición?. Como ya hemos apuntado, más que cerrar, el diccionario trata de abrir significados y así reflejar la complejidad.

Otra deriva de Carabancheleando surgida a partir de un paseo fue el proyecto audiovisual KdeKalle. El encuentro con los chicos de Zulo Studios, un estudio de grabación gestionado por tres jóvenes compositores de hip-hop en los locales de la Asociación de Vecinos La Fraternidad de Caño Roto, fue un flechazo. A partir de su particular visión de su barrio, un espacio estigmatizado, y de la potencia creativa de sus letras a la hora de generar nuevos relatos sobre el entorno, surgió la idea de realizar un vídeo-clip (http://www.kdekalle.com/)

El colectivo Cine Sin Autor se implicó enormemente para realizar durante el verano de 2014 dicha pieza, al tiempo que íbamos conociendo el pequeño barrio de sucesivos realojos buscando planos, imágenes, personas y relatos. La idea era, además de producir una pieza audiovisual que revirtiera las visiones hegemónicas sobre ellos “barrios chungos”, generar un proceso colectivo de reflexión que implicase a miembros de las distintas comunidades en el barrio. El proceso se vio interrumpido por el fin del verano y el encontronazo con la realidad de la precariedad en la que los chicos de Zulo Studios se desenvuelven cotidianamente, teniendo que compaginar sin apenas recursos los estudios con el trabajo, con los colegas y con el amor. No obstante, la experiencia fue una pasada para todo el mundo, pudiendo comprobar el poder de lo audiovisual hoy en día como modo de representación e interpelación entre distintos agentes. Algunos de los resultados visuales del proyecto constan en su propia web.

Carabancheleando ha ido transformándose. De concebirse como una investigación militante con un objetivo claro -testear las periferias en crisis con el fin de producir conocimiento útil sobre el ecosistema para y desde los movimientos-, se ha convertido en un dispositivo permanente de reflexión sobre el entorno urbano con intención de vincularse con diversos colectivos para pararse a pensar el entorno de sus acciones.

Desde la aparición de Carabancheleando, hemos recibido peticiones concretas para iniciar reflexiones colectivas centradas en espacios concretos, como el taller de mapeo de Majadahonda (Asamblea 15M) para pensar “la ciudad hecha para la economía”, el mapeo de Aluche (la CABA) para reflexionar el entorno sobre el cual se pretende incidir políticamente, el paseo y proceso reflexivo abierto posteriormente junto con Mapeando Carabanchel Alto (promovido por médicas y enfermeras de un centro de salud, la asociación de vecinos, etc.) para darle vueltas a los vínculos entre “servicio público” y “comunidad”, el taller para pensar Fuenlabrada desde un dispositivo de atención social (Centro de Rehabilitación Psico-Social) con el fin de desbordar las limitaciones de la intervención terapéutica cuando está desligada del entorno social… Lo que empezó siendo un proyecto, se ha convertido en un dispositivo permanente de análisis de la realidad social que se activa a demanda, según la deriva que van teniendo los procesos… No se trata tanto de “asesorar a”, sino de “pensar con”. Y el descubrimiento ha sido cómo además de movimientos sociales, el interés por juntarse a reflexionar el ecosistema ha procedido también de profesionales del ámbito de la salud y la intervención social implicados en la transformación de la propia institución y deseosos de redescubrir el afuera de la misma como respuesta a los múltiples problemas individualizados que se encuentran en su trabajo.