#Carabancheleando III: Crisis

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Mapa paseo CRISIS 150pp

#Primer paisaje: Casas de colores

casas de colores

O lo que es lo mismo, la desigualdad hecha arquitectura. Cuando uno pasea por el nuevo desarrollo urbanístico de Carabanchel (PAU), no puede dejar de quedarse atónito ante las distintas construcciones “experimentales” de la EMV: casas de colores, edificios de bambú, cubos que recuerdan construcciones infantiles… Pero detrás de estos llamativos muros no sólo se esconden “nuevas sensibilidades” o “fantasías experimentales” de jóvenes arquitectos (aún a costa de que luego sean sus moradores los que paguen el escaso pragmatismo de algunas de sus excentricidades) sino también, y sobre todo, el estigma (ya no tan colorido) de quienes las habitan. En medio de manzanas de bloques construidos al uso (a saber, ladrillo oscuro, balconadas en el salón, muros con cámaras que encierran la pequeña piscina y el jardín comunitario…) estos edificios singulares se yerguen como señal luminosa que lanza un mismo mensaje: aquí viven los que no pudieron optar a una casa en propiedad y acabaron en una vivienda de protección social. Con la crisis, y el empobrecimiento imparable de sus moradores, el estigma no hace sino agrandarse.

#Segundo paisaje: De okupaciones y chapas

okupaciones y chapas

Puertas y ventanas selladas. Chapas de acero firmemente soldadas impiden cualquier acceso. Dentro, viviendas vacías que quizá ya nunca volverán a ser ocupadas. No sólo las chapas “anti-okupas” de encargan de ello. También los guardias de seguridad contratados por la EMV. Y los vecinos, que con mil trucos y artimañas (del burdo tapiado de ladrillo a la recreación de vida mediante bolsas de basura en el rellano y ropa tendida en el balcón) se las ingenian para evitar que las viviendas vacías sean okupadas, como si el mero hecho de que una familia  sin recursos busque un sitio en el que vivir fuera un atentado contra el ascenso social con el que soñaron al mudarse al PAU.

Mientras, cada vez más vecinos abandonan sus casas, desahuciados o incapaces de pagar los astronómicos alquileres que fija la EMV (mejor ni pensar a lo que se elevarán estas cuantías cuando les toque fijarlas a las empresas privadas que se han hecho con las viviendas de la EMV tras su desmantelamiento). Cada vez más viviendas que se vacían. Algunas se okuparán de nuevo. Otras se chaparán con acero. Y, entre medias, el tejido comunitario se va fragmentando entre miedos, tensiones y luchas por la supervivencia.

#Tercer paisaje: La desolación

desolaciónMientras paseamos compartimos algunas sensaciones: desolación es la palabra que más se repite. Alguien define al PAU como un cementerio urbanístico. En una zona del descampado se ve una mancha de nieve de la nevada de hace unos días y otro carabanchelero comenta “este barrio es frío hasta para conservar la nieve”. El nombre de otra calle “Iglesias Extramuros”, nos remite nuevamente a esa sensación de vacío y lejanía. Imposible no fijarse en el poco mantenimiento que se ve en los parques y la inmensa cantidad de solares vacíos que rellenan el hueco entre los edificios, distantes unos de otros….como si fueran parches. Esperando una revalorización, el PAU comenzó a construirse de las afueras hacia el centro, dejando para el final la construcción de los edificios que más acabarían valiendo. Sin embargo, como la burbuja estalló a medias, el resultado es que los bloques construidos han quedado más bien alejados de las calles principales, las cuales se encuentran salpicadas por solares que esperan a una nueva etapa de crecimiento. Eso si el proyecto de Ley de Derribos no llega a realidad y se multiplican los huecos.

#Cuarto paisaje: Abandono

abandonoSi en el PAU la crisis deja un desolador paisaje de esqueletos y solares a medio construir, en otras partes de Carabanchel, la crisis nos devuelve paisajes de abandono. En barrios como Carabanchel Alto, el abandono de calles, aceras, fachadas y locales no es algo nuevo. En los últimos años, sólo las esquinas por las que pasó el “papa-móvil” en su famosa visita a Madrid tuvieron el “honor” de ser reparadas. El resto, permanece desde hace años (y parece que seguirá por bastante tiempo más) a la espera de alguna mínima inversión. La única diferencia: que ahora, a las calles y aceras rotas se le suman los cada vez más abundantes solares vacíos sobre los que hasta hace nada se levantaban casas bajas que no resistieron el paso de los años. Estas casas fueron demolidas (quizá para evitar ser okupadas) en los últimos tiempos y ahora, sin mercado inmobiliario detrás, los solares que quedan vienen a sumar a la estampa de abandono que impregna al barrio.

#Quinto paisaje: Espacios Muertos

espacios muertos

Comercios cerrados, casas vacías tras demasiados desahucios, solares con los que nadie hace nada, edificios institucionales o de alguna fundación que, o bien no llegan a abrirse, o se cerraron al poco de empezar a funcionar, casas tapiadas, antiguas cocheras de la EMT ya sin uso, polígonos industriales que ya no albergan apenas movimiento… movimientos que se trasladan a descampados donde la economía informal empieza a hacer aparición. Junto con algunas jeringuillas que agujerean vidas presentes y remueven duros pasados. Espacios muertos. Espacios muertos de risa que devuelven a los vecinos y vecinas del barrio un paisaje en el que los sueños de ascenso social también parecen condenados a la parálisis y el olvido.

#Sexto paisaje: Aquí siempre hubo crisis

siempre hubo crisisSon las palabras que una y otra vez nos repitieron las gentes de Caño Roto y Pan Bendito: “¿Crisis? Aquí siempre hubo crisis?” Y es que hay periferias que parecen condenadas a vivir en una crisis casi perpetua, que forma el medio ambiente en el que llevan respirando décadas. Cuando el resto de Madrid “despegaba” al calor de la burbuja inmobiliaria, algunos barrios seguían condenados a convivir día a día con la pobreza, como si el crecimiento de la ciudad se detuviera con miedo a la entrada de sus calles. Por eso mismo, cuando el resto de Madrid empezaba a sentir los envites del pinchazo, estos barrios ya llevaban años sintiendo las sacudidas. “Pan Bendito es como un termómetro social: antes de que llegara la crisis, nosotros ya lo estábamos notando”, nos contaba el presidente de su Asociación de Vecinos.

#Séptimo paisaje: Economía informal

crisis 7Ya apenas si nos sorprende el movimiento que hay en los contenedores de basura, dónde se recogen todo tipo de residuos (muebles usados, restos de material de obra, ropa, metales, papel y cartón…) Carritos de la comprar que se llenan con residuos de lo más insólito, cuyo valor aún a muchos nos cuesta adivinar. Vendedores de comida, furgonetas que recogen papel o aluminio, chatarreros a las puertas de los Puntos Limpios.

En el barrio, el descampado que une tres de las grandes arterias de Carabanchel (Nuestra Señora de Valvanera, la Oca y General Ricardos) se ha convertido en un punto de mucho movimiento entre gitanos rumanos, que centralizan en él buena parte de su economía informal. Auténticos mercadillos de intercambio en los que parecen moverse solo determinados colectivos, pudiendo incluso pasar desapercibidos para el resto de vecinos.

Y junto a ellos, aún construcción están diferentes proyectos colectivos de autoproducción y consumo… abiertos y asociados o no a otros proyectos más integrales. Redes de intercambio, proyectos de autoempleo que imaginan otros mundos posibles.

#Octavo paisaje: Okupaciones sociales

crisis 8La vivienda es un escenario de batalla en la crisis. Edificios, bloques enteros vacíos y también viviendas. Los vecinos que se organizan en grupos para okupar estos espacios y llenarlos con sus vidas, sus proyectos. Empoderamiento colectivo. Recibir y ofrecer ayuda en el proceso. Implicación para aprender y seguir la dinámica que se desarrolla con las aportaciones de todos. Los dueños en el papel, los bancos, se presentan a ratos enmascarados a través de entidades mediadores para llegar a acuerdos que regulen con alquileres sociales esta situación. Asambleas, consensos, atención de nuevas necesidades y conflictos con los que quieren apoderarse del trabajo colectivo. Directamente relacionado el movimiento para parar los desahucios. ¿Cómo conseguir suministros, infraestructuras y condiciones de habitabilidad? La respuesta pertenece a cada proyecto. Sí se puede.

#Noveno paisaje: Aumento de necesidades

crisis 8Visitamos uno de los Centros de Servicios Sociales del barrio. Una de sus trabajadoras nos señala que en estos últimos años han aumentado muchísimo las atenciones y las demandas de la gente. Se acercan muchas más personas y, de hecho, está acudiendo gente que probablemente nunca pensara que tuviera que ir a los SS.SS.; el panorama que esto deja es un incremento notable de solicitudes de ayudas, algunas de ellas de primera necesidad incluso, muy básicas, como son la comida, ropa y, por supuesto vivienda. Nos cuenta que muchas de las personas que ahora llegan, se encontraban antes cubiertas por redes familiares pero ahora, con esas redes sumergidas en la misma precariedad, se encuentran en situaciones límite. De entre estas situaciones, la peor parte se la llevan las personas migrantes, pues sus redes son, con diferencia, las más débiles. Y los mayores que se quedan sin cubrir las necesidades que les reconoce la ley de dependencia. Más necesidades, menos presupuesto y aumento de los plazos de gestión (que en el caso de la Renta Mínima, supera los 12 meses de espera).

#Décimo paisaje: Recortes en Servicios Sociales

crisis 9La crisis no sólo deja más demandas de ayudas, sino también más y más recortes: en personal, en la ley de dependencia (que no solo están tardando mucho en concederla sino que se han endurecido los requisitos para el acceso), en los presupuestos menguantes de las ayudas económicas, en las enormes listas de espera de casi año y medio para el servicio de ayuda a domicilio, etc. Quizá en lo único que tienen cierto margen de capacidad de respuesta es en las situaciones de emergencia, entre las que nos cita situaciones de abandono de personas mayores, situaciones de calle y de maltrato. Para estos casos de emergencia hay recursos específicos que funcionan con mayor celeridad…pero que sólo pondrán un parche por pocos meses.

Servicios sociales desbordados que recurren también a la ayuda de los centros que está construyendo la iniciativa ciudadana. Centros sociales, espacios liberados, donde la ayuda se gestiona con formación, participación e implicación. Rechazo del modelo asistencial. Cubrir las necesidades es también una lucha política.

#Último paisaje: Inciativas de solidaridad

crisis 10 (0)¿Cómo nos defendemos? Economía informal, redes de apoyo mutuo, iniciativa ciudadana.

Comedores sociales, bancos de alimentos, la tienda amiga, la red de derechos sociales: asesoría jurídica, extranjería, vivienda, creación de cooperativas, talleres.  Bancos de libros, bibliotecas, clases de apoyo, Universidad Popular de Carabanchel y el aprendizaje colectivo y colaborativo. Iniciativas de desobediencia. Jornadas y encuentros. Intercambio. Autoproducción. Autogestión. Okupación. Bancos de tiempo, moneda social. Precio libre. Licencias copyleft. Agricultura, huertos urbanos y soberanía alimentaria. Cajas de resistencia. Fiestas.

Y claro…repartos en las puertas de las parroquias.

#FIN: La periferia neoliberal

Periferia Neoliberal con Bonelli

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