#Carabancheleando IV: Movimientos

> convocatoria de este paseo

Para las partículas, moverse no es lo mismo aquí que allá: depende del campo de gravedad. A veces moverse significa asaltar los cielos, pero otras, moverse significa sobrevivir. Moverse es cambiar de sitio. Perderlo para no llegar a ninguna parte. Perderlo para volver al mismo sitio. Perderlo para llegar a otro lugar. Perderlo para chocarse con otras partículas en movimiento. Perderlo para fundirse con esas otras partículas y seguir en movimiento…

En este paseo hicimos un `movimiento particular´, un movimiento sobre el movimiento, y experimentamos los distintos modos de moverse y los distintos efectos del movimiento cuando éste es el resultado de partículas que se juntan o que se repelen.

Sabíamos a dónde no queríamos movernos: a lo que todas y cada uno entendíamos que había significado durante las últimas décadas `movimiento´ en este contexto, el movimiento vecinal. No por no otorgarle validez, todo lo contrario: precisamente hemos heredado sus méritos en forma de servicios públicos, parques, lucha contra los parquímetros, lucha contra las mil cárceles de Carabanchel y, sobre todo, solidaridad y apoyo mutuo.

Sin embargo, intentamos caminar hacia otros movimientos cuya huella había borrado el tiempo o está demasiado cercana como para considerarla «una huella». Queríamos movernos hacia otras luchas o hacia otras formas de relacionarse en el barrio. Unas tenían en común un punto de partida, el estigma y la marginación, y habían tratado de darle la vuelta (Madres Contra la Droga a la heroína y a la segregación del guetto; El Bar Río al significado `malo´ de Carabanchel). Otras eran más recientes, estaban muy vivas, y transformaban en potencia la desposesión en forma de desahucios y de paro que había provocado la última crisis (Bloque de viviendas ocupadas del Sareb de Cadete; Feria de Habilidades de Carabanchel como espacio de producción colectiva y cooperativa).

En el camino nos desplazamos torpemente: a las Madres Contra la Droga no las encontramos (se habían ido, nos dijeron, “no tenían sentido”). La torpeza nos permitió, en su lugar, encontramos con lo imprevisto aunque previsible, con dos visiones muy distintas del barrio: la de un párroco que no esperaba demasiado movimiento en un espacio clausurado y la de un miembro de una asociación vecinal que veía esa clausura del barrio como algo útil a la Administración y a quienes vivían de los proyectos sociales financiados por esa misma Administración.

Al Bar Río sí llegamos. Nos esperaban 20 metros cuadrados de alegría y de un intenso espíritu carnavalesco: reírse de la muerte no mola, pero cuando un barrio ha sido marcado con tal exceso de muerte social -cárceles, heroína- y de muerte física -siete cementerios-, reírse de la muerte, y apostar por su llegada acompañada de la guadaña a otros lugares sociales -los de “los famosos”-, constituye un gesto simbólico de resistencia, un simple juego.

A partir de aquí nuestro movimiento se dispersó. No llegamos al edificio de Cadete, pero si queremos incluir su experiencia y su potente construcción de, no ya nuevas casas, sino de nuevos “hogares”. Igualmente, queremos incluir otros espacios particulares que nos han acogido en a lo largo de #Carabancheleando: El Solar de Matilde, Vaciador 34 y Checoslovaquia. A la Asamblea de Carabanchel, al EKO y a la Casa del Barrio no las dedicamos entrada: su trabajo es tan reconocible en la producción de movimientos en Carabanchel que no la necesitan, pero sí a una de sus iniciatiivas, la Feria de Habilidades. Hasta allí llegamos algunas, aunque allí nos diluimos del todo, quizás porque ya éramos pequeñas moléculas indiferenciadas entrando en un torrente de aceleración de partículas.

#Primer paisaje: Una arqueología de las madres contra la droga en Pan Bendito

1.Mov parroquia¿Qué pasó con la heroína, cómo llegó a los barrios marginados para acabar de poner el candado al guetto? Si para uno la llegada de la heroína a la periferia “es una estrategia” de arriba, para otro es más una cuestión del cálculo racional de los que controlan el negocio a pequeña escala, del hábil manejo de las facilidades legales y situacionales (cementerio de coches y chabolas). Queríamos saber más sobre las mujeres que protagonizaron las luchas contra la heroína en la periferia. Los días anteriores al paseo lo intentamos de mil maneras y aunque no pudiéramos conocerlas, finalmente decidimos ir a buscar sus huellas materiales. Llegamos a la parroquia llenos de preguntas arqueológicas. Sólo teníamos una pista: la Asociación Pumbi, fundada por ellas (nos habían dicho) fue un ejemplo de `intervención social´ desde abajo, de movimiento destinado a dar respuesta al enorme daño que la heroína había causado en la calle y en las casas. El párroco nos recibió. Madres Contra la Droga o Pumbi ya no estaban allí, habían desaparecido: “Ya no tenía sentido, se había cronificado el problema”. Nos dijo que la gente murió hace una década o que se había ido del barrio, y los que quedaban, estaban en una situación `crónica´. Teníamos una pista más antes de llegar: otra versión decía que las habían echado de la parroquia.

#Segundo paisaje: Movimiento Vs. Intervención social

2.Mov TARASKAEn Pan Bendito siempre ha habido `demasiada intervención social´ desde arriba. Nos lo cuenta un personaje muy conocido del barrio, que distingue “entre el Pan Bendito oficial, el que viene en los papeles, y el de verdad”. Desde hace años existen planes de los que sale pasta que va a entidades que contratan personal, pero eso “no llega al barrio”. “Veinticinco educadores en el barrio” que “se estarán gastando el dinero de las subvenciones en tomar cañas por Lavapiés” y que no tienen ningún efecto educativo. Esos agentes extraños al barrio en forma de entidades públicas, privadas, eclesiásticas, asociaciones, etc., compiten entre sí y no conocen los códigos del barrio.

No obstante, parece que la iniciativa de algunos vecinos ha dado lugar a un local que hace de estudio de radio y de sede de varios equipos de fútbol. Así mismo, intentan dar nueva vida a la Asociación de Vecinos. La lucha por la recogida de basuras que se acumulaban en la puerta del colegio o la petición de una amnistía a todos los vecinos que acumulan deudas de luz, electricidad y gas, mantienen vivas las reivindicaciones de una asociación que, al contrario que los programas de intervención social, es gestionada por `la gente del barrio´.

#Tercer paisaje:  Necro-Loto en el Bar Río, siete cementerios nos avalan

3.Mov bar río

En el Bar Río una de sus capitanas nos cuenta: “Llevamos 21 años aquí: hemos echado las tetas aquí”. Lo define como “un matriarcado”. El bar no surge ligado a colectivos sociales o vecinales, pero siempre ha estado abierto a que éstos utilizasen sus paredes como medio de difusión de denuncias, actividades, etc.

El bar no es un movimiento social: es un magma cultural. Es la sede de la Necro-Loto, una lotería en la que se puede apostar por la muerte de los famosos que se va a producir en la próxima estación del año. “Siete cementerios nos avalan” es el lema que acompaña a la lotería, indicando la impronta que los cementerios dejan sobre la identidad carabanchelera (otro estigma resignificado, como la cárcel). “Hemos dado premios de 700 euros. Cuando se murió el Papuchi, el padre de Julio Iglesias”. “Hemos tenido al neonato de la Leticia, hay de todo. Vamos cambiando, depende de las novedades, de los hijo putas nuevos que salen, lo vamos cambiando”. “Tú vota a quien quieras. Hay que votar con el corazón o con la cabeza. Yo voto a la Tárregas”. Puro carnaval.

#Cuarto paisaje: Cadete 7

Cadete 7 es un edificio recuperado por la Obra Social de Pueblos y Barrios de Madrid al grito de «Ni casas sin gente, ni gente sin casas»; se trata de seis viviendas propiedad de la SAREB, más conocido como Banco Malo. Liberar este bloque en nuestra ciudad, dicen sus ocupantes, supone una necesidad, una declaración y una reivindicación: una necesidad ante la falta de solución de la administración y las respectivas entidades bancarias; una declaración, porque se afirma alto y claro que no se cederá ante leyes irresponsables e injustas; una reivindicación porque se pone de manifiesto la decisión colectiva de recuperar espacios y recursos, para dotarlos del uso social que les ha sido usurpado por la especulación salvaje y que ha contado con la complicidad activa o por inacción de los poderes públicos. Mientras siga habiendo miles de viviendas vacías en Madrid, mientras no cesen los desahucios y aumente la población sin recursos… Se continuarán creando nuevas moradas -nuevos #paisajes- desde abajo y de la mano del apoyo mutuo.

#Quinto paisaje: El solar de Matilde

5.Mov solar matilde¡Por la reforma agraria popular… y urbana! El Solar de Matilde lo compone un conjunto de vecinas y vecinos del barrio que ha decidido no esperar más tiempo para recuperar la tierra, expropiando un espacio sometido al abandono y a la especulación, al expolio y la decadencia. El proyecto de huerto comunitario pasa por la visibilización de sus problemáticas (posibilidades), las causas de éstas y los responsables últimos de las mismas. Afirma que un espacio, ya sea edificado o solar, abandonado durante más de 30 años, constituye un peligro y mayor causa de riesgos que un espacio cuidado y mantenido por todas. La miseria social, desde la plaza de Almodovar a Burundi, tiene responsables, los mismos que atacan sus efectos sólo cuando prosperan en espacios marginales y se hacen visibles, cuando desaparece la convivencia y se despierta la inseguridad, la sensación de indefensión o vulnerabilidad… ¡Ah, y no se pide, se recupera!

#Sexto paisaje: Vaciador 34

6.Mov solar vaciadorVaciador es un proyecto de creación, producción y vida colectivas. Desde hace unos tres años tiene su base operativa en un espacio industrial, alquilado y autogestionado en el barrio de Carabanchel, donde se da cabida a la programación de propuestas artísticas de todo tipo, y a un uso polivalente del espacio por parte de otros colectivos. Vaciador es un  proyecto de autoempleo colectivo con el objetivo de que las personas que lo conforman puedan dotarse de medios de vida lejos del ciclo perverso del trabajo asalariado y generar, al mismo tiempo, otras formas de producción, relación y combate. Su funcionamiento es asambleario y horizontal y tanto la entrada a los eventos que tienen lugar en el espacio, como todo lo que en su interior se puede encontrar (desde música hasta cervezas, pasando por el uso de locales de ensayo y experimentación) funcionan mediante lo que llaman precio libre, pretendiendo así desarticular el modelo de intercambio monetario que pretende imponerse y que parece insoslayable.

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