INVESTIGACIÓN MILITANTE

Una apuesta por la investigación militante

Desde hace unos años, en ese área difusa gestada entre la okupación, los centros sociales y el movimiento global, compartimos la importancia de la investigación dentro de los procesos de autoorganización social, como herramienta a un tiempo de cartografía del territorio, formulación de hipótesis prácticas y producción de subjetividades rebeldes potencialmente transformadoras. Sin capacidad para producir un pensamiento autónomo, en el sentido de autoproducido en la inmanencia de los procesos sociales vivos, no queda sino heteronomía, subordinación a las lógicas hegemónicas y activismo mecánico que bebe de los cuatro dogmas del izquierdismo o de las doxas en boga. A su vez, en estructuras organizativas que se quieren laxas, flexibles, no burocratizadas, las nociones comunes que seamos capaces de darnos constituyen el único pegamento suficientemente sólido para las batallas por venir: leer la realidad juntos es crear las condiciones de posibilidad para cabalgar de la mano los acontecimientos que se nos presenten, siendo capaces de lanzar apuestas de trabajo compartidas.

Sin embargo, las iniciativas de investigación que se han querido militantes, impulsadas por un deseo de transformación o inscritas en redes de autoorganización han sido puntuales, deslabazadas y, ante todo, muy escasas. En la mayoría de los casos, ha existido más bien un deseo general de investigar en personas activas en diversos grupos que, al no encontrar o ser capaces de crear marcos diferentes que sean sostenibles en el tiempo, se ha inscrito en las estructuras institucionales de producción de saber, principalmente académicas.

El resultado: una bicefalia muy poco interesante. Por un lado, los grupos producen saberes dispersos que rara vez se intentan sistematizar, ordenar, transmitir y proporcionales una continuidad: de tanto en tanto se genera un texto y poco más. Por otro lado, aquella gente que tiene la posición institucional para hacerlo (los papeles, el curriculum, los contactos y el saber hacer institucional) pide becas, subvenciones, etc., para realizar investigaciones que no tienen por qué tener ninguna conexión con las dinámicas de autoorganización o, cuando la tienen, suponen una capitalización individual de procesos de investigación y aprendizaje que han sido colectivos: la firma, la distribución de los recursos, el curriculum y el reconocimiento son estrictamente individuales, cuando gran parte de la inspiración, las preguntas, la información y la red de contactos proceden de la cooperación social desplegada en común. La mayoría de las veces, ni siquiera se hace una “devolución”, un momento en el que se compartan los resultados de la sistematización del saber que la beca o subvención ha permitido. Una devolución que no sólo sienta las bases de la reciprocidad que defendemos, sino que alberga en sí misma la potencia transformadora de los procesos de reflexión compartida.

Los efectos perversos de este mecanismo bicéfalo de producción del saber son principalmente tres: jerarquización de quién puede producir saber/enunciación cualificada y quién no (que por lo general reproduce la jerarquización cultural hegemónica); individualización de la cooperación (lo cual introduce dinámicas de competencia que cortocircuitan la generosidad que todo espacio común precisa para crecer); academización y descontextualización de saberes que, en otro marco de producción, podrían tener un potencial de transformación.

Por todo ello, creemos urgente dar aliento a iniciativas de investigación militante que apuesten claramente por otras formas de investigación y producción del saber. Espacios inspirados por la lógica básica de redistribución de recursos, igualdad de las inteligencias y nombre colectivo que es la única capaz de nutrir la tierra comunal del saber compartido. Espacios desde los que promover, animar, estimular investigaciones otras, radicalmente asimétricas con respecto al saber académico desde las que poder formular hipótesis de victoria. #Carabancheleando es tan solo un pequeño ensayo en el que os invitamos a sumergiros.