Diccionario de las Periferias: Unos apuntes sobre metodología

La metodología que usamos a lo largo de este proyecto se podría definir con una serie de adjetivos, a saber: flexible , abierta, colectiva, horizontal, militante y no-académica.

Flexible porque no siempre hubo un plan definido, nos fuimos adaptando a las circunstancias y el propio modelo fue cambiando a lo largo del tiempo. En algunos casos utilizamos herramientas como los talleres de mapeado, los paseos o derivas, en otras los debates, los termómetros o los sociogramas siempre dependiendo de las fuerzas disponibles, las intuiciones y los deseos de las personas que participaban en el proyecto.

Abierta porque no siempre hubo un nosotros claramente definido, muchas personas pasaron por Carabancheleando en sus distintas etapas, algunas siguen aquí, otras ya se han ido y algunas más están entrando en todo momento. Somos un grupo abierto, ávido de nuevos miembros, amamos la rotación, el recambio, el reciclaje.

Colectiva porque la fuente de todas las definiciones y del proyecto mismo fue una reflexión siempre grupal, en algunos casos la tarea de definir fue solitaria pero en cada definición hay ecos de los debates, de los paseos, de las dinámicas. Todo forma parte de un flujo de conocimiento que fuimos creando y compartiendo en todo momento todas las personas.

Horizontal. Pues eso: las participantes, incluso los más esporádicos o espontáneos aportan al mismo nivel sin jerarquías. Y esto produjo un conocimiento enriquecido por la motivación y la emoción de lo que se aprende.

Militante porque esperamos que en el diccionario encontréis ideas, conceptos, un espejo en el que miraros o todo lo contrario. Que sea de utilidad. Ese fue nuestro principal objetivo: aspiramos a que en algún lugar de este diccionario encontréis algo de lo que hacer un arma para vuestra lucha, sea la que sea.

Y, la verdad, no hemos seguido una metodología muy académica. Creemos que a estas alturas imagináis cómo y el porqué: la academia trabaja para sí misma, se autorreferencia, es endogámica y elitista hasta límites enfermizos, más allá de excepciones personales, atrapa en sus formas de mirar, de delimitar lo que es relevante y lo que no. Y aquí pretendemos todo lo contrario: ser exogámicos y promiscuos, mezclarnos, saltarnos los formalismos de la academia y hacer algo tan imperfecto, tan informal y tan subjetivo como útil. Algo tan vivo, abierto y a la vez sencillo y accesible que de urticarias al tribunal de calificación.

Siguiendo estas ideas básicas usamos algunas herramientas que, siendo sinceros, molaron bastante. Aquí va una descripción no exhaustiva de algunas de las cosas que hicimos y que cualquiera podría hacer para conocer su barrio, su periferia, su ciudad, su mundo. Y para cambiarlos.

Mapeo colectivo: Los talleres de mapeo colectivo nos sirven para tratar temas que tienen una dimensión espacial. Para ello necesitamos congregar a un puñado de personas relativamente heterogéneas, dentro de que comparten el interés por el tema que se esté analizando. Quienes dinamizan pueden lanzar una pregunta abierta, que actúe de disparadora de una charla entre los participantes. Por ejemplo, ¿qué claves tendría que conocer alguien que se muda a Carabanchel para enterarse de lo que ocurre en el barrio?, o ¿a qué problemas se enfrentan las vecinas? Quienes dinamizan van anotando los temas que van saliendo y después de un rato de charla se ponen en común, seleccionando entre todos los cinco o seis asuntos generales más relevantes. En la segunda parte del taller se trata de localizar en un mapa grande del territorio lugares específicos donde estos asuntos seleccionados se ponen de manifiesto, contando a la vez historias, poniendo en relación con otros puntos, matizando, etc. ¿Y qué se obtiene del taller? Aparte de poner en común lo que saben unas y otras personas, se conectan distintos hechos, y lo que nos parece más importante, se identifican ejes temáticos que vertebran la vida en ese territorio. Podría encontrarse, por ejemplo, como en el caso de Carabanchel, la importancia de los estigmas en la identidad del barrio, la existencia de fuertes fronteras – físicas y simbólicas-, el dinamismo de los movimientos sociales, la vivienda como campo de batalla en el pasado y el presente, etc. Estos ejes son susceptibles de ser tratados luego más en profundidad con otras herramientas (paseos, debates, barómetros, etc).

Paseo/deriva: El paseo actúa como un corte transversal del barrio, visitando lugares significativos para la temática que se esté tratando y charlando directamente con las personas implicadas en cada asunto, poniendo en común las experiencias de los participantes en el paseo. Una vez concretado el eje temático sobre el que versará el paseo, se prepara identificando las paradas que sería interesante realizar, contactando para cada una de ellas con una persona/grupo de personas que explique lo que ocurre allí. La convocatoria del paseo se hace lo más amplia y abierta posible, para que los asistentes aporten en cada una de estas paradas su experiencia, sus dudas, sus preguntas y entre todos se vaya entretejiendo una red, no sólo de hechos o conocimientos relacionados, sino, si hay suerte, también entre las propias personas o colectivos paseantes.

Sociograma: Plasmamos, en una superficie bidimensional, un eje vertical que representa la capacidad de actuación, de influencia o «el poder»,  y un eje horizontal que representa la afinidad. En esta matriz localizamos los colectivos, instituciones o personas que actúan sobre un territorio dado, que en nuestro caso ha sido Carabanchel. De esta forma visibilizamos con qué colectivos, instituciones o personas tenemos más cosas en común y de qué fuerzas disponemos. Lo que comúnmente denominamos las redes, vaya. Pero también vemos a quien nos enfrentamos, las posibles alianzas y los conflictos. Todo esto con post-it de colores y rotuladores, de forma que quede bonito (y la nada despreciable característica de barato).

Barómetro: Una vez seleccionado un tema: recursos, economía…etc, alguien se encarga de hacer unas afirmaciones, siempre discutibles y debatibles, al respecto. Tratamos, para ello, de recuperar las contradicciones, las ambivalencias y los distintos derroteros por los que anda la vida social, las vidas en el barrio, los intereses y acciones de las gentes. Una vez hecha una afirmación las personas se ponen físicamente a un lado si están de acuerdo o al otro si no lo están. Cada una expresa su punto de vista y las demás se van moviendo de forma que las posiciones o se acercan o se alejan aún más. Es simplemente una forma muy corporal de dinamizar un debate.

Debate: Nada nuevo. Una de las dinámicas de trabajo más recurrentes y, a la vez, necesarias. Sólo requiere de ganas de debatir, juntarse, plantear diversos puntos de vista. Una sencilla práctica que consiste en reunirnos con personas con un conocimiento o un interés especial en un tema. Algunas veces incluso llevamos galletas y cafés.

Nuestras sesiones de trabajo sirvieron para acotar entradas, términos y expresiones del diccionario, también para irlas definiendo. Sólo son unas herramientas de las posibles que, por sí solas, no garantizan ningún resultado final si no están inscritas en el proceso de trabajo que venimos describiendo. Al fin y al cabo adentrarse en el lenguaje y los saberes periféricos necesita de una disposición previa a encontrarlos.