La gentrificación es la expulsión de gentes, prácticas y saberes de un territorio concreto a través de la reinversión de capital público o privado y la incorporación de una población con mayor capital económico o cultural. Para comprender los procesos de gentrificación hoy día, podemos centrarnos en cuatro puntos:
En primer lugar, la coyuntura-crisis, que nos dibuja un nuevo escenario, con una profundización de las políticas ultra-neoliberales: desde la precarización del empleo a las políticas de desahucios; del empobrecimiento y la desasistencia estatal a la polarización de clases; del sujeto estigmatizado/r al sujeto revalorizador. La nueva búsqueda capitalista de nichos de acumulación urbanos que hasta ahora quedaban al margen del mercado, con ejemplos paradigmáticos del laboratorio privatizador de la ciudad de Madrid, como la venta de vivienda social, del IVIMA y la EMV a fondos buitre internacionales o el SAREB, como nuevo agente público-privado con un parque inmobiliario a la espera (en barbecho), con el que se limpió a bancos de activos inmobiliarios de riesgo y que se venderán a lo largo de diez años, aún no se sabe en qué condiciones y a quién. – ¿Qué supondrán estos nuevos agentes en fenómenos como la gentrificación? Al mismo tiempo, debemos estar atentos a las periferias urbanas, nichos de construcción en época de boom, y auténticos desiertos de desolación en estos momentos.
En segundo lugar, la relación directa entre desplazamiento y nuevas formas de consumo en la gentrificación de las ciudades españolas. Además de la necesidad de añadir nuevas técnicas (por ejemplo, los desahucios como técnica de acoso inmobiliario o las subidas del precio de la vivienda protegida), serían destacables dos estrategias que tienen que ver con esta violencia simbólica que genera distintas formas de expulsión, más allá del directo y relacionado con la vivienda. Las nuevas necesidades (desde el ecologismo y la sostenibilidad al consumo de arte) producen la creación de comercios ‘con encanto’ y de las ‘rutas hipster’. Estos grupos, que tienen que ver con las formas de consumo de unas clases medias globalizadas, están generando un nuevo mercado gourmet y turístico transnacional, donde sin duda la reconversión de los mercados de abasto municipales es la nueva deriva gentrificadora. Así, los desplazamientos se pueden ver en los comercios tradicionales y de proximidad que ya no encuentran su sitio en estos barrios. En el caso de algunos barrios de ciudades españolas, son el resultado final (nuevos mercados para nuevos gustos), el paso intermedio hacia los mercados privados (supermercados dentro de los mercados municipales) o puentes para la entrada de franquicias y grandes firmas.
Tercero. Esta sucesión de cambios van de la mano de políticas securitarias, que nuevamente debido a la crisis, se fortalecen y legitiman. Desde la (in)seguridad subjetiva, fuente de tantas políticas policiales, a la persecución de conductas “no deseables”, el control por parte de los cuerpos policiales en estos barrios se ha visto incrementado. Hablamos de diferentes formas de segregación y racismo institucional, que tratan la prevención bajo el concepto de ‘predelincuencia’, sobre todo, en el caso de inmigrantes asentados en estos barrios en proceso de gentrificación. Precisamente, estas técnicas, en muchos casos se dan en connivencia con aquellos nuevos vecinos que llegan a un barrio idealizado, junto con los comerciantes y dueños que reclaman esa cobertura policial.
Por último, no debemos olvidar en ningún momento que el espacio urbano es un espacio de lucha y que en todos estos procesos se ejercen diferentes tensiones que retardan el proceso, lo complejizan, lo bloquean. Desde los movimientos urbanos que se han reactivado en la época post 15-M, sobre todo los movimientos por la vivienda y su lucha anti-desahucios, hasta la cada vez más llamativa cercanía entre activistas, academia y las nuevas políticas contrahegemónicas de barrio. El concepto de gentrificación está siendo acogido con firmeza en las luchas vecinales de diversas partes del territorio. Hoy en día, ya es sabido por todos qué es la gentrificación y cuáles son sus consecuencias, cosa impensable hace pocos años. Ya se puede hablar de colectivos y campañas anti-gentrificación en diversos barrios en todo el Estado español. Al fin y al cabo, las premisas son muy parecidas a aquellas luchas vecinales que se afrontaban en los 80 del siglo XX, es decir, procesos de empoderamiento comunitario, que decide en última instancia, gobernar sobre su propio territorio, tomando edificios y solares, u oponiéndose a Planes Urbanísticos que no han contado con el conjunto de los vecinos en la elaboración. En definitiva, construyendo ciudad y resistencia simultáneamente.
(ver «Centrificación»)
(ver todas las entradas relacionadas con “Gente”)
(ver todas las entradas del Diccionario de las Periferias)
Pingback: Archiving As Resistance, un taller con Lara Baladi facilitado por Rodrigo Delso – Experimenta Distrito·