(ver solar)
Espacios neutros en el entramado del viario. Lugares desolados, abandonados, tierra de nadie. Basureros, escombreras, cagaderos de perros, terrenos del todo vale. Tierra de frontera, sin ley. A veces límite chabolas-casas, gitano-payo, como el hoy disimulado en el Alto de San Isidro con las viviendas sociales. Para los niños de los setenta eran la aventura de lo prohibido. Su topografía irregular escondía tesoros o terribles sorpresas bajo la aparente uniformidad amarilla de las arenas secas y ásperas en el verano, y entre los charcos y barrizales que se formaban con las lluvias del otoño y la primavera. Señalados y reservados por los expertos en sus cartografías, podían convertirse en otra cosa. Los niños los vivíamos como lugares con entidad propia sin pensar que pudieran ser menos perdurables que un edificio, una plaza u otros espacios urbanos. Los percibíamos con el mismo carácter definido y estable que tienen los elementos consolidados de la ciudad. ¡Quién diría que el Parque de San Isidro era un enorme descampado con árboles, bancos y praderas! Y que su porte de zona verde urbana le ha venido con el paso de los años, cuando estos elementos se han impuesto a su origen primitivo. Formaban parte del paisaje urbano y eran protagonistas de múltiples vivencias. Su transformación no era previsible, ni en muchos casos deseada, pues perdían su estado salvaje y yermo para ser domesticados por las altas instancias, cuyas decisiones sobre el espacio no se consensuaban con los deseos y las necesidades de los vecinos. Trapicheos, tragedias, jeringuillas, coches abandonados, árboles enjutos y malas hierbas, paraísos de biodiversidad para algunos biólogos… Muchos permanecen casi intactos o asoman bajo la capa transformadora que se les impuso, con el misterio de por qué no han sido construidos con la fiebre especuladora. A veces generan leyenda, como el de Mataderos por ser posible cementerio improvisado tras un bombazo. Hace poco se ha añadido uno nuevo, inmenso, con el que tratan de borrar nuestra memoria y nuestra historia, tras la demolición de la cárcel de Carabanchel.
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