BARRIOBAJERO O BARRIO BAJO
(Antónimo: barrionalismo)
Vocablo complejo formado por dos conceptos, “barrio” y “bajero”, que cuando se combinan en ese orden dan lugar a un nuevo significado: dícese de la persona, expresión verbal o expresión estética asociada a la cultura popular de un barrio humilde o de clase baja. Si la combinación fuese la inversa, Bajo (el) Barrio, el sentido de la expresión se modificaría ostensiblemente: dícese de la supeditación de los intereses particulares a los del barrio.
“Barriobajero” es una expresión decimonónica empleada en las primeras experiencias de higienismo urbano. El “barrio bajo” era el hábitat natural de los miembros de la clase trabajadora y por ello resultaba excluido de los beneficios económicos y sociales de la producción capitalista. Dado su abandono, su ubicación periférica y su carácter de espacio natural de las expresiones populares, fue sometido durante décadas a discursos que situaban el mal (la criminalidad, la suciedad, la inmoralidad) en sus calles, especialmente “en sus calles”.
Derivadas de estos discursos, una serie de intervenciones de corte paternalista (asistencia social e intervención socioeducativa) y de carácter represivo/controlador (urbanismo, policía), se encaminaban a redimir el “mal” de estos enclaves negando o infravalorando la cultura popular y sustituyéndola por la cultura oficial y una moral funcional a los intereses económicos y políticos de las élites.
En la periferia madrileña las intervenciones sobre el barrio bajo vienen produciéndose desde las primeras preocupaciones burguesas por la amenaza que suponían las clases peligrosas (véanse las novelas de Pío Baroja sobre los barrios bajos madrileños de comienzos del S.XX), pero un interés inusitado surgió a partir de la Transición cuando los intentos purificadores llegaron a la periferia tomando y trastocando las reivindicaciones del movimiento vecinal. Así, se comenzó a “mejorar los barrios” a partir de ciertas demandas del derecho a la ciudad (educación, salud, vivienda, servicios sociales), pero despojando del control sobre el proceso a los propios vecindarios. El barrio bajo, o al menos una parte de esos barrios y una parte de esos vecinos (los que ascendieron y consiguieron insertarse con éxito en las nuevas dinámicas sociales), dejó de ser “bajo” pero sin llegar a ser “alto”. Es así como surge “lo medio”, las “clases medias”, habitantes de la “tierra media” que están entre “la media” de la ciudadanía y que huyen de los “extremos” y “extremismos” del barrio bajo. El resultado es un barrio que sigue ocupando una posición inferior, pero cuyas aspiraciones subjetivas -valores- se parecen a las de los barrios altos, neutralizando así el potencial subversivo del barrio bajo sin modificar las condiciones de desigualdad que lo crearon.
Pingback: Diccionario de las Periferias: barrionalismo | carabancheleando·